El término literatura y sus adjetivos
Raúl Castagnino, en su libro ¿Qué es la literatura?, indaga sobre el concepto y cómo se extiende a realidades como la escritura, la historia, la didáctica, la oratoria y la crítica. Según Castagnino, la palabra literatura adquiere a veces el valor de nombre colectivo cuando denomina el conjunto de producciones de una nación, época o corriente; o bien es una teoría o una reflexión sobre la obra literaria; o es la suma de conocimientos adquiridos mediante el estudio de las producciones literarias. Otros conceptos, como el de Verlaine, apuntan a la literatura como algo superfluo y acartonado, necesario para la creación estética pura. Posteriormente, Claude Mauriac propuso el término "aliteratura" en contraposición a «literatura» en el sentido despectivo que le daba Verlaine. Todas estas especificaciones hacen de la literatura una propuesta que depende de la perspectiva desde la que se enfoque. Así, Castagnino concluye que los intentos de delimitar el significado de «literatura», más que una definición, constituyen una suma de adjetivaciones limitadoras y específicas.
Si se considera la literatura de acuerdo con su «extensión y su contenido», la literatura podría ser universal, si abarca la obra de todos los tiempos y lugares; si se limita a las obras literarias de una nación en particular, es Literatura nacional. Las producciones, generalmente escritas, de un autor individual, que por tener conciencia de autor, de creador de un texto literario, suele firmar su obra, forman parte de la literatura culta, mientras que las producciones anónimas fruto de la colectividad y de transmisión oral, en ocasiones recogidas posteriormente por escrito, conforman el corpus de la literatura popular o tradicional.
Según el «objeto», la literatura será preceptiva si busca normas y principios generales; «histórico-crítica» si el enfoque de su estudio es genealógico; «comparada», si se atiende simultáneamente al examen de obras de diferentes autores, épocas, temáticas o contextos históricos, geográficos y culturales; «comprometida» si adopta posiciones militantes frente a la sociedad o el estado; «pura» si sólo se propone como un objeto estético; «ancilar», si su finalidad no es el placer estético sino que está al servicio de intereses extraliterarios.
Según los «medios expresivos y procedimientos», Castagnino propone que la literatura tiene como formas de expresión el verso y la prosa y sus realizaciones se manifiestan en géneros literarios, universales que se encuentran, más o menos desarrollados, en cualquier cultura; «lírico», «épico» y «dramático». Manifestaciones líricas son aquellas que expresan sentimientos personales; épicas, las que se constituyen en expresión de un sentimiento colectivo manifestado mediante modos narrativos, y dramáticas , las que objetivan los sentimientos y los problemas individuales comunicándolos a través de un diálogo directo. A estos géneros literarios clásicos habría que añadir además el didáctico.
desde su lugar, postula que la literatura es ficción, es decir que todo lo que leemos como literatura no tiene referencia directa en el mundo real.1 Lo literario sólo existe en relación con el texto en el cual aparece. pero la literatura, aunque resulte paradójico, es profundamente verdadera: su autenticidad para por reconocerse como ficción y hablar de lo real desde allí. Saer afirma además, «que la verdad no es necesariamente lo contrario de la ficción, y que cuando optamos por la práctica de la ficción no lo hacemos con el propósito turbio de tergiversar la verdad. En cuanto a la dependencia jerárquica entre verdad y ficción, según la cual la primera poseería una positividad mayor que la segunda, es desde luego, en el plano que nos interesa, una mera fantasía moral».
El fenómeno literario ha estado siempre en constante evolución y transformación, de tal modo que el criterio de pertenencia o no de una obra a la literatura puede variar a lo largo de la historia, al variar el concepto de «arte literario».
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